viernes, 21 de abril de 2023

LA DISTORSIÓN DEL PODER POLÍTICO.

Por: Emilio Doñe (18/05/23).

Desde los inicios de la humanidad hemos visto cómo el deseo de ejercer el poder ha significado una lucha cruel entre aquellos individuos que consideran que otro le es competencia para lograr una cuota de poder o el poder absoluto.

Entre tantos ejemplos notables, podemos citar el de Caín y Abel, donde Caín mata a su hermano celoso por no ser el centro de atención del Padre Celestial; a las orillas del Tíber se asentaron dos hermanos gemelos, uno llamado Rómulo y el otro Remo, entre los dos fundaron el imperio romano, el más poderoso que ha conocido el mundo.

Sin embargo, el recelo entre ambos hermanos fue tal que Rómulo terminó matando a su hermano Remo para quedarse él solo dominando Roma. Años más tardes, cuando el gran Aníbal Barca era una amenaza real de destrucción al imperio romano, el senado romano llamó a Escipion el Africano para que lidere el ejército romano y proteja a Roma de Anibal Barca. 

Al final Escipión logró la hazaña de derrotar al ejército cartagines, pero cuando Escipión se dirigió victorioso a Roma, ya muchos senadores fabricaban planes y acusaciones para debilitar la figura de héroe que este había forjado y así ellos evitar perder poder. Al ser víctima de tan malas maquinaciones, Escipion el Africano terminaría diciendo: “Lamento haber crecido tanto”. 

Aquí en República Dominicana, en medio de la guerra de independencia nacional, los trinitarios dieron la orden a Pedro Santana de que entregara el liderazgo de sus soldados a uno de ellos, al saber la noticia, Santana no reconoció esa orden y el final de los trinitarios todos los conocemos.

Con el tiempo la política evolucionó con esas mismas malas prácticas, una lucha estratégica usando todos los recursos disponibles para buscar debilitar al oponente al precio que sea y el que considere que la política actual es filosofía estoica, pierde su tiempo, ya que él que no puede mirar un campo de batalla con los ojos secos, causa la muerte de muchos hombres inútilmente. 

Este hecho ha provocado que en países como el nuestro, la política en la práctica, en vez de responder a los intereses del pueblo, los gobiernicolas de turno se enfoquen en satisfacer sus intereses a los fines de mantenerse en el poder indefinidamente y aplastar sus adversarios, estancando el desarrollo del país.

Aunque ese hecho no es de sorprender, pues si vamos a las Sagradas Escrituras vemos en 1 Samuel 8 y en Lucas 4 que los gobiernos en sí mismo son un ente diabólico y nada tienen que ver con Dios, sobretodo cuando se fomentan acciones gubernamentales que no van apegada de la ética ni la moral.

Por ello, en Romanos 13 pese a que plantea que se debe respetar las autoridades terrenales también nos recuerda que ellas deben gobernar justamente…

Pero, ya no conformes con las luchas de poder entre los políticos, también a lo largo de la historia se ha vuelto habitual ver cómo los legisladores aprueban leyes para los gobiernos con el fin de beneficiar a sus grupos de interés, imponiendo enormes costos a la comunidad y creando graves problemas sociales. 

Un factor común entre los gobernantes ha sido determinar que las decisiones que toma la ciudadanía en libertad, son irrelevantes, mientras que las suyas son primordiales, por lo que durante siglos han decidido que sus ideas se deben imponer.

Una de las personas que mejor describe las consecuencias de las acciones de los políticos, es el escritor francés Frédéric Bastiat en su libro La ley, donde analiza cómo las autoridades generan normas que acaban arruinando las libertades individuales, económicas y políticas de poblaciones enteras.
Bastiat vivió en primera línea la turbulencia de dichos efectos tras la Revolución Francesa y se opuso a ellos. 

De hecho, entre 1789 y 1815 ―en medio de revueltas, golpes de estado y conflictos sociales―, existieron en ese país ocho constituciones diferentes, a partir de las que se generaron leyes proteccionistas y regulaciones que entorpecieron la actividad económica y el desempeño de la sociedad.

Para Bastiat, la ley es parte misma del ser humano, pues representa la legítima defensa de la persona, de su libertad y de su propiedad. De esta forma, al unir la fuerza de cada individuo, surge “la ley” como un poder colectivo que hace que ―entre todos― impere la justicia.

Lamentablemente, la ley frecuentemente se desvirtúa y se convierte en una simple herramienta de la autoridad para despojar a la sociedad de sus libertades, del producto de su trabajo y viola la propiedad en lugar de garantizarla. 

¿Cómo lo hacen? Los gobiernicolas logran el cumplimiento forzoso de las leyes a través de instituciones judiciales, fuerzas militares-policíacas y prisiones, un sistema que utiliza el Estado para despojar “legalmente” a unos y dar a otros, sin el consentimiento del ciudadano. 

Este saqueo toma diversas formas, tales como impuestos, aranceles, subsidios, capitalizaciones, fideicomisos,  entre muchas otras, que el legislador diseña soberbiamente, como si le hubieran dado una capacidad superior que le permite, sólo a él, decidir lo que es adecuado para una sociedad.

Mientras que la misión de la ley debería ser impedir que el derecho de uno usurpe el derecho del otro, los planes sociales establecidos por las autoridades no tienen límites, ya que se basan en los sueños de los legisladores, quienes pretenden regirlo todo (las transacciones, los empleos, las ideas y la educación) a través de oprimir a las personas, cuando la finalidad de la ley debería ser protegerlas.

Y ejemplo tenemos muchos: La forma en como se excedieron en el manejo de la pandemia Covid y se restringieron muchas libertades, la capitalización de las empresas estatales que generó que muchos pueblos de la patria disminuyeran su empleomanía y los recientes fideicomisos que son una forma más bonita de renombrar la capitalización (saqueó) de bienes estatales, para que grupos económicos se beneficien de ellos. 

La historia del derecho nos muestra que, aunque los modelos jurídicos evolucionan en el tiempo y se adaptan a los cambios sociales, la preocupación de Bastiat permanece vigente, ya que se continúan creando un gran número de leyes restrictivas que afectan gravemente a las personas y a su libertad.

De acuerdo con el autor, el despojo legal tiene dos raíces: “Una está en el egoísmo y la otra en la falsa filantropía”. Bastiat recalca que con demasiada frecuencia, las autoridades buscan desarrollar sus planes de construcción de utopías a través de este engaño.  

Por ello, enfatiza que se necesitan leyes que afecten poco la actividad privada y permitan a cada persona desarrollar su propia iniciativa en un entorno estable y responsable. 

Se debe mejorar el sistema político actual, que es muy parasitario, donde la casta política tiene una vida de bonanza y privilegio, mientras la mayoría de la población ve como empeoran sus condiciones de vida cada día.  

Debemos estar atentos a las acciones de los gobernantes y cuidar que la ley sea un instrumento para la protección de los derechos de la ciudadanía, y no la herramienta con la que se benefician unos cuantos. 

Muchas gracias y mis mejores deseos para usted querido lector, igual me disculpo por las posibles faltas ortográficas debido a la rapidez de la redacción del presente y en cuanto a la elecciones 2024, consideró muy prematuro dar una proyección faltando tanto tiempo para elecciones y donde cualquier candidato presidencial puede dar la sorpresa. 

**Imágenes tomadas de Google Images: 1. La caza de felinos de Rubens. 2. Alegoría del mal gobierno, obra de Ambrogio Lorenzetti.