Escrito por: Emilio Doñé
En un arrozal del Cibao, donde cohabitaban diversos animales, haciendo sus labores naturales y mostrando esplendor de sus habilidades; siendo las más notables dos garzas, que hacían vida en dicho ecosistema, una de nombre Martina y la otra de apodo Ferrunda. Ocurrió, un llamativo acontecimiento.
De estas garzas, Martina encontraba siempre que comer, sin embargo Ferrunda, a pesar de su búsqueda incansable; no hallaba nada de que alimentarse. Hasta que una tarde, tras Ferrunda divagar, con record e historias de fallidos intentos de caza, así como hambre en el estómago, observa un sapo, una presa valedera y poco usual del ambiente, que captura más rápido de lo que cae un rayo.
El sapo, al ser llevado sostenido en la boca de Ferrunda, hacia el hogar de esta, expresa altos llantos y ruegos, en procura de salvar su vida, que caen en oídos sordos. Al Martina ver lo que podría llamarse suerte de su amiga, le cae un deseo de intranquilidad en su interior y vocifera a Ferrunda: “tu si eres abusadora Ferrunda, oye como grita ese pobre sapo, pidiendo que lo sueltes, y tu como quieras piensas comértelo, malvada”.
Entonces, al pronunciar Martina, estas palabras, el sapo Pipe; al comprender sus intenciones, le responde: “cayese, que usted no le importa, si Ferrunda me va a comer, metida”; ante esto, Ferrunda decidió ser parte de la conversación, pero al abrir la boca, Pipe se le escapo, precisamente en lo más crecido e impenetrable del arrozal.
Por lo cual, mientras Pipe (el sapo esperanzado) decía: “weje weje, te me escape y no me vas a encontrar”, Ferrunda haciendo intentos fracasados, debido a lo espeso del paisaje, por recobrar lo que era casi suyo, y tan suculento alimento, entraba en lamento, como el perro que perdió las dos tortas, sin el queso y sin el pan. Por otro lado, al Martina, ver tal desenlace, se le tatuó una sonrisa en el rostro.
Ocurrido esto, escucho que le dice un compadre a otro: “compadre, en la vida hay personas que nada más, quieren todo para ellos, y que los otro nada, y por eso son muy pocos los que avanzan”, y le responde el otro compadre:
“Si, mi compadre, de igual modo, cuando venga la situación adversa, nunca debemos perder la fe y esperanza de salir de abajo de la patana, por más dura que sea la situación. No se puede tirar la toalla, ni al salir del baño”.
“Si, mi compadre, de igual modo, cuando venga la situación adversa, nunca debemos perder la fe y esperanza de salir de abajo de la patana, por más dura que sea la situación. No se puede tirar la toalla, ni al salir del baño”.
Muchas gracias, espero que haya sido de su agrado y que la esperanza por lo que deseamos lograr, jamás perezca dentro de nuestras mentes y corazones.
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