“Cuando dos elefantes luchan, quien sufre
es la hierba”. Proverbio Africano.
Es muy lastimero ver como
todos los días, personas sin importar su status
quo, son víctimas de la delincuencia, al punto de ninguno de nosotros ser
exentos de tener un familiar o allegado, que haya sido afectado de tan fatídico
flagelo.
Muchos opinologos y
llamados expertos afirman que tan altos niveles delictivos, son producto de las
grandes desigualdades existentes en nuestra sociedad dominicana. Una respuesta
a la gran brecha existente entre los que más tienen y los que menos pueden;
otros van más lejos al punto de decir, que es el resultado del notable
crecimiento económico en que se encuentra el país. En fin, todos hemos puesto
la atención en la delincuencia.
O peor aún, no son todos
estos actos delincuenciales, una alerta o amenaza de poderosos militares de
alto rango en las fuerzas del orden público y seguridad policial, al Sr.
Presidente de la República por determinadas acciones que pudiese estar
promoviendo para cambiar la estructura policíaca; porque resulta muy curioso
que muchos episodios delictivos se lleven a cabo en la zona residencial del
mandatario, de igual que llegase a circular la noticia de intento de atraco a
una de sus hijas.
Además, como afirmó el
filósofo francés Michel de Montaigne,“el
beneficio de uno siempre es el perjuicio de otro”; y los dueños de las
principales compañías de guachimán y ventas de armas, son muchos generales en
retiro y servicio. Por ende cuando un negocio tiene la oferta, debe crear la
demanda o el problema para poder vender, y si dichas ejecutorias se hicieron en
el pasado, no estamos exentos de que se hagan en el presente, para contrarrestar
problemas que afecten esos determinados intereses y a la vez le permitan tener
bien activa la demanda del producto (guachimán y ventas de armas) que ofrecen,
ya que como ciudadanos nos vemos obligados a tomar medidas para nuestra protección y estas son una de las
primordiales.
Sin embargo, lo peor de
la situación es que los principales perjudicados de este mal, somos los más, la
gente de a pie, sin influencias ni poder, la gente que ha pasado toda una vida
trabajando duramente para gozar de dignas comodidades. Y mientras, somos
tragados como la caña para hacer guarapo, viendo cómo se pierde gente valiosa, no hacemos nada y nos quedamos con los brazos
cruzados, sin detenernos a ver la cara oculta en este mal, para que todo siga
tan campante como el wisky aquel; sin desarrollar conciencia, para la
aplicación de soluciones que nos permitan palear este mal que nos afecta a
todos.
Muchas gracias y espero
haya sido de su agrado estimado lector.
Emilio
Doñé
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