22/04/2020
Lo que estamos viviendo actualmente
definitivamente creará un antes y un después que no parece ser para bien, ya
que este proceso en vez de crear un mundo más solidario e unificado, aparenta
lo dejará más polarizado y hasta más alejado de Dios (lo que complica más las
variables).
Muchos visualizan un mundo donde las potencias
tradicionales se vean enfrentadas a campo abierto con China, cuya suerte final
puede depender del camino que tome Rusia en esta pugna. Las consecuencias económicas
son bien sabidas, sólo en América Latina se proyecta habrá 29 millones más de
pobres y una caída regional en el PIB del 5.5 % (aumentándose la brecha entre
ricos y pobres).
Y el rancio establishment en su afán de
unificación global, parece continuar en su enfoque de frenar los liderazgos
nacionales que representen piedras de tropiezo a ese plan.
Por lo que no es sorpresa, la situación actual
en Corea del Norte, los ataques al mandatario de Estados Unidos, más otras protestas
patrocinadas y camufladas que puedan surgir, para ellos intentar generar esos
cambios deseados, nación tras nación.
Y lo peor de todo esto, es que no parece haber
unidad entre las personas, la mayoría de religiones criticándose unas a otras (y
muchos líderes religiosos en una gran competencia de revelaciones y ataques), más
una gran amalgama de divisiones que van desde lo social, económico, etc... Y no
nos damos cuenta, que mientras más divididos estamos más le conviene a ese
sistema que desea manipularnos.
Además, las sociedades enfrentan siempre el
mismo ciclo; tiempos malos que crean hombres fuertes, hombres fuertes creadores
de ‘tiempos buenos’, tiempos buenos que traen personas flojas y las personas
flojas que traen tiempos malos, algo que estamos viviendo ahora.
Es por ende, que ante este difícil escenario
global y con vistas de esperanza, se hace urgente que nuestra RD, que está
repleta de muchos proyectos de desarrollo casi nunca aplicados por las
autoridades en beneficio del pueblo. Instituciones políticas cuyas diferencias son las banderas.
Una sociedad dominicana donde todo el mundo opina
que el país necesita reencausarse, hasta que se topa que esa decisión elimina
cierto beneficio particular. Por esto, se hace urgente que en el país, surja un
nuevo liderazgo que haga un pacto nacional entre todos los sectores.
Que realice un sistema de reformas para
desactivar esos justificados sentimientos de cambios y evitar que puedan ser
canalizados por un líder que busque caos, así como lo hizo la reforma agraria
impulsada por el presidente Balaguer, que desmonto una revolución parecida a la
de Cuba, que se estaba gestando en RD, durante esos años.
Una de esas grandes reformas debe ser, la de
eliminar el actual sistema de todo centralizado en la ciudad capital y en raras
excepciones en un municipio cabecera que solo beneficia un pequeño grupo.
Debemos crear un sistema que le de un peso electoral
parecido a cada provincia, en especial las marginadas como Elías Piña,
Independencia, El Seybo, Santiago Rodríguez, Pedernales, etc... No puede ser
posible que ciertas provincias, si acaso, sean sólo visitadas por los ejes de poder
en tiempos electorales.
Más un sistema limpio de financiamiento a
candidaturas electorales, lo cual permitirá que se valore más el voto de esos
pueblos y se hagan las inversiones de lugar. Mejorándose en cierta manera la
calidad de vida y permitiendo que se sientan parte del sistema.
De no hacerse ello, crecerá un problema dentro
de esas desigualdades sociales que muchos se hacen de la vista gorda. Pues, a
futuro no parece haber en nuestra querida patria RD, una solución; ya que no es
sólo que tengamos múltiples políticos incapaces o corruptos, al igual que
empresarios, religiosos, militares y demás yerbas aromáticas, que se han
lucrado hasta más no poder de la desgracia de este pueblo.
La dificulta mayor es que tenemos muchos que
aspiran a futuro seguir ese mismo ejemplo. Y segundo, que quienes pueden
generar un cambio con Dios delante, no quieren arriesgarse. A tener la oportunidad
de tener una nación en valores morales, patrióticos, libertad y bajo la guía
del Padre Dios.
De no hacerse eso, la única forma de enderezar
este sistema de país donde cada vez más el fuerte maltrata al débil, es vía un
sistema totalitario donde se genere tanto caos, que al final devenga en un
nuevo orden de cosas.
Y ese
orden puede implicar un alto precio. Iniciemos las reformas. Todos somos frágiles,
todos somos iguales, todos somos valiosos ante Dios. Hagamos las reformas, es
tiempo de eliminar las desigualdades, es momento de reparar las injusticias que
minan nuestra sociedad.
Muchas gracias y espero el presente haya sido del agrado.
Foto: Tomada de Google Images.
Foto: Tomada de Google Images.
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